viernes, 21 de noviembre de 2008

Vértigo (crónica de un rescate)

El texto que sigue no es inocente de simbolismo. Múltiples ideas confluyen en él: la teología como literatura fantástica, el papel de los universos literarios, alguna meditación acerca del tiempo, los nombres heterogéneos de Berkeley y Leibniz, la fecha en la cual pretende o tal vez será escrito. La comprensión de este relato presupone la lectura de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (Ficciones 1944), he querido librarme con ello de los lectores perezosos.
En síntesis puedo decir que “Vértigo (crónica de un rescate)” es el manejo en prosa de una sola idea, compuesta quizá por dos sentimientos anexos: un recuerdo del cual puedo enorgullecerme y la esperanza de encontrar… bueno, quiero decir... de que alguien me salve.


Adolfo Bioy Casares refirió, hacia mediados de 1947, una extraña frase que según él, debe ser atribuida a uno de los heresiarcas de Uqbar: "Los espejos como la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres" (Ficciones, 1944). Thomas Malthus, sin duda, habría echo suya esa intrépida afirmación. Se dice que Guillermo de Ockham utilizaba los espejos como una metáfora para demostrar el absurdo en la multiplicación de los entes.
Más de medio siglo después, caminando por la calle Córdoba, la lluvia me recordó la soledad como un espejo, y a pesar del apuro y la rutina, en un brote de masoquismo decidí parar en el bar donde solíamos cenar. Tome asiento, y con los ojos cerrados me figuré su foto, las alfombras cansadas, las tardes de verano. Un destello interrumpió el café, volví la mirada y tuve el temor (la esperanza) de que fuera ella. Solo fue mi imaginación, se que los psicólogos hablaran del deseo.
Ese día, no sin imprudencia, aborrecí la crueldad de las fotografías, por que además de multiplicar, su tentadora ficción pretende invalidar el tiempo, pretende disecarlo, conservarlo, detenerlo. "El hombre de ayer no es el hombre de hoy" algún griego sentenció; desde Heráclito en adelante los helenos no pudieron bañarse en las mismas aguas que llevo el rió. Mis detractores dirán que la ficción (y en general, los universos literarios) nos ayudan a soportar la ociosa realidad, estaba dispuesto a demostrarles que solo nos hace concientes de padecerla.
Dos años más tarde te conocí. Te debo, entre otras cosas, un par de canciones, la fe, los sueños, la belleza de tu figura en la frialdad del monitor, y el vértigo en reconocer cuan equivocadas están las palabras del párrafo precedente.Hoy en la tarde, Cristian Darío Gutiérrez, quien me ha honrado con su amistad y sus clases de guitarra, me regaló un cono de metal pequeño y con un peso en verdad irrisorio. Concluimos que todas las artes aspiran a la condición de la música y charlamos sobre los arreglos que ejecuta el violín en “Revirado”, de Astor Piazzolla, le dije que son tus ojos. Antes de irse me recordó que aquel heresiarca defendió la primer voz herética con singular éxito en una de las regiones orientales de Tlön, y que sus manos, seguramente, habrían merecido la hoguera.

Velázquez Pablo, 4 de marzo de 2012
Pablo Picasso, de la Serie "Meninas", 1957

No hay comentarios: